¿Qué es un marco metodológico ejemplo?

¿Qué es un marco metodológico ejemplo?

Todo proyecto de investigación tiene como propósito principal guiar, paso a paso, el desarrollo de un estudio riguroso que permita generar conocimiento relevante o proponer soluciones a problemas concretos. Pero, ¿para qué sirve un proyecto de investigación? Sirve, justamente, para organizar de forma sistemática los objetivos, justificar el problema y definir los procedimientos que permitirán obtener resultados confiables y válidos. Para ello, uno de los componentes esenciales es el marco metodológico, donde se detalla cómo se va a realizar la investigación, es decir, el enfoque, los métodos, las técnicas y otros elementos de la investigación que le dan estructura, coherencia y dirección al estudio.

¿Quieres saber cómo se ve un protocolo de investigación ya hecho? Aquí puedes descargar 1 ejemplo 

El marco metodológico es una sección fundamental dentro de un trabajo de investigación, ya que describe con claridad y precisión el camino que el investigador seguirá para alcanzar los objetivos planteados. En otras palabras, responde al "cómo" de la investigación: cómo se recopilarán los datos, qué tipo de estudio se llevará a cabo, cuáles serán los métodos, técnicas e instrumentos utilizados, y cómo se analizarán los resultados (Azuero, 2019; Arias, 2012).

Un ejemplo de proyecto de investigación que ilustra bien cómo se estructura la metodología de un proyecto es el de una estudiante de Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad del Pehuén. Su estudio analiza la transformación de la institucionalidad de género en América Latina, a partir del vínculo entre movimientos feministas y el Estado. El marco metodológico adopta un enfoque cualitativo con análisis de caso, combinando revisión documental, sistematización de experiencias en tres países y análisis crítico, con base en fuentes bibliográficas comparadas.

¿Quieres saber cómo se ve un marco metodológico ya hecho? Aquí puedes descargar 1 ejemplo 

Desde una perspectiva técnica, el marco metodológico se compone de varios elementos interdependientes: el tipo y nivel de investigación, el diseño, la población y muestra, las técnicas e instrumentos de recolección de datos, así como el análisis de la información. Todos estos componentes constituyen lo que algunos autores denominan el fundamento de investigación (Jiménez Méndez, s.f.), ya que permiten garantizar la validez y confiabilidad de los hallazgos.

Como señala Orozco Alvarado (2018), uno de los mayores desafíos al elaborar un marco metodológico es establecer una relación coherente entre el paradigma de investigación, el enfoque metodológico, los métodos seleccionados y las técnicas de recolección de datos. Esta correlación permite sostener la coherencia interna del trabajo investigativo y evitar la dispersión metodológica que podría comprometer los resultados.

En resumen, saber qué es el marco metodológico implica comprender que no se trata de una simple descripción de pasos, sino de una construcción lógica y sistemática que traduce los objetivos y preguntas de investigación en un proceso riguroso. Es también un puente entre el marco teórico y la etapa empírica del estudio, al operacionalizar conceptos y definir estrategias concretas para producir conocimiento verificable (Franco, 2011; Sabino, 2008).

¿Cómo se elabora un marco metodológico?

Elaborar un marco metodológico implica construir de forma sistemática la ruta operativa que guiará la ejecución del estudio. Esta sección, habitualmente ubicada en el capítulo III de una tesis o informe, traduce los objetivos generales y específicos en acciones concretas que permitirán responder las preguntas de investigación. De acuerdo con Azuero (2019), se trata de una de las fases más técnicas dentro de los pasos de una investigación, y requiere coherencia con el marco teórico y la delimitación del problema.

Elaboración del marco metodológico

1. Definir tipo de investigación

El primer paso en la elaboración consiste en definir el tipo de investigación, lo cual determina la profundidad con la que se abordará el fenómeno. Las investigaciones pueden clasificarse en: 

Exploratorias: se utilizan cuando el tema es poco conocido. Su propósito es familiarizarse con un fenómeno, generar hipótesis iniciales o detectar nuevas variables relevantes. Son útiles en las etapas preliminares del estudio.

Descriptivas: buscan especificar las propiedades, características o perfiles importantes de personas, grupos, comunidades o fenómenos que se analizan. No pretenden explicar causas, sino representar con precisión la realidad observada.

Explicativas: intentan establecer las causas o razones por las cuales ocurre un fenómeno. Este tipo de investigación profundiza en la comprensión de las relaciones causales entre variables.

Correlacionales: su objetivo es medir el grado de relación entre dos o más variables. No implican causalidad, pero permiten saber si existe asociación entre fenómenos.

Aplicadas: están orientadas a resolver problemas específicos y concretos. Su fin principal es aportar soluciones prácticas mediante el uso del conocimiento 

2. Especificar el diseño metodológico

El diseño metodológico es la guía de la investigación. A continuación, detallamos cada tipo de diseño: 

Diseño experimental: Es el más riguroso en términos de control de variables. En este diseño, el investigador manipula deliberadamente una o más variables independientes para observar su efecto sobre una variable dependiente. Además, se trabaja con grupos de control y aleatorización, lo que permite establecer relaciones causales. Es común en ciencias naturales, medicina y psicología.

Si te interesa las investigaciones de tipo experimental te invitamos a consultar:

Hipótesis Nula y Alternativa [Ejemplos y Diferencias]
¿Cómo se hace la prueba de hipótesis? [Ejemplos y Fórmula]

Diseño cuasi-experimental: Similar al experimental, pero sin cumplir completamente con el control de variables ni la asignación aleatoria. Se utiliza cuando no es posible manipular todas las condiciones del entorno. Aun así, permite realizar comparaciones entre grupos y medir efectos de una intervención, aunque con menor grado de certeza causal.

Diseño no experimental: En este tipo de diseño, el investigador observa los fenómenos tal como ocurren en la realidad, sin manipular variables. Se usa para describir, analizar y correlacionar variables existentes. Es común en estudios descriptivos, correlacionales o exploratorios, donde no es viable alterar las condiciones del fenómeno observado.

Diseño documental: Se basa en la recopilación, análisis e interpretación de información proveniente de fuentes secundarias, como libros, artículos académicos, informes oficiales, tesis, leyes, bases de datos, etc. Es apropiado para estudios teóricos, históricos, jurídicos o para fundamentar propuestas mediante análisis crítico (Jiménez Méndez, s.f.).

Diseño de campo: Consiste en recolectar datos directamente del contexto donde ocurre el fenómeno, es decir, en su ambiente natural. No implica manipulación de variables, pero sí interacción directa con la realidad. Es útil cuando se busca entender situaciones reales desde la experiencia directa (por ejemplo, observaciones, entrevistas o diagnósticos en escuelas, comunidades, instituciones, etc.) (Balestrini, 2002).

3. Establecer el enfoque metodológico

Puede ser cualitativo, cuantitativo o mixto. El enfoque cualitativo se enfoca en comprender significados, experiencias y contextos sociales, mediante técnicas como entrevistas, observación participante o estudios de caso (Orozco Alvarado, 2018). Por otro lado, el enfoque cuantitativo busca medir variables y establecer relaciones entre ellas mediante instrumentos estructurados como encuestas o experimentos. Finalmente, el enfoque mixto integra ambos para obtener una visión más completa del fenómeno estudiado (Huaire Inacio et al., 2017).

4. Determinar muestra

Una vez definido el enfoque, se describen otros elementos de la investigación, como:

En el contexto de un marco metodológico, uno de los elementos de la investigación fundamentales es definir con claridad sobre quién o qué se aplicará el estudio. Para ello, es necesario distinguir tres conceptos clave:

Universo: es el conjunto total de elementos, personas, instituciones, situaciones u objetos que comparten ciertas características y que son de interés para la investigación. Representa la totalidad posible a la que se podrían aplicar los resultados del estudio.

Población: es un subconjunto del universo, más específico y acotado. Es el conjunto real al que el investigador puede acceder. Puede ser una población finita (por ejemplo, los estudiantes de una escuela) o infinita (como los usuarios de redes sociales en general, si no se delimita geográficamente o temporalmente).

Muestra: es una parte representativa de la población, seleccionada para ser observada, medida o analizada. Su elección depende del diseño de la investigación, del enfoque metodológico y de los recursos disponibles. Puede seleccionarse mediante:

  • Muestreo probabilístico (aleatorio): todos los elementos tienen la misma probabilidad de ser elegidos. Ejemplo: muestreo aleatorio simple, estratificado, sistemático.
  • Muestreo no probabilístico: la selección se basa en criterios del investigador, conveniencia o juicio experto. Ejemplo: muestreo por conveniencia, por cuotas, intencional o bola de nieve.

También existe la opción de trabajar con censo, es decir, estudiar a toda la población cuando el número de elementos es manejable (por ejemplo, seis escuelas en una comunidad pequeña).

Ejemplo aplicado: Supongamos que una investigadora quiere estudiar las estrategias de enseñanza utilizadas en escuelas primarias públicas de una ciudad para fomentar la lectura.

  • El universo sería: todas las escuelas primarias del país. La población: las escuelas primarias públicas de la ciudad donde se llevará a cabo el estudio (por ejemplo, 50 escuelas en total). La muestra: 10 escuelas seleccionadas aleatoriamente de esas 50, aplicando un muestreo probabilístico estratificado para garantizar que haya escuelas de diferentes zonas (norte, centro, sur).
muestra del marco metodológico

5. Establecer Técnicas e instrumentos de recolección de datos

El siguiente paso es seleccionar las técnicas e instrumentos adecuados para recolectar la información necesaria. Las técnicas hacen referencia a los procedimientos utilizados (como encuestas, entrevistas, observación o análisis documental) y dependen del enfoque metodológico: 

Instrumentos cualitativos Instrumentos cuantitativos
Guía de entrevista semiestructurada o en profundidad Cuestionario estructurado (con ítems cerrados, escalas tipo Likert, etc.)
Guía para grupos focales Test o pruebas estandarizadas
Lista de observación abierta (observación participante o no participante) Fichas de codificación cerrada
Diario de campo o bitácora Escalas de actitud o medición
Registro audiovisual (grabaciones, fotos, video) Registros estadísticos o bases de datos
Análisis documental (discursos, informes, textos) Instrumentos automatizados (cronómetros, sensores, apps de recolección)
Mapas, dibujos o producciones libres de los participantes Encuestas en línea o formularios digitales estructurados

Mientras que los instrumentos son las herramientas concretas que permiten aplicar esas técnicas (cuestionarios, guías de entrevista, listas de cotejo, etc.) (Hurtado, 2010; Corbetta, 2007).

marco metodológico Instrumentos y técnicas

La elección debe estar en sintonía con los objetivos del estudio, el tipo de datos requeridos y el contexto en el que se aplicarán. Por ejemplo, en investigaciones cuantitativas se suelen utilizar encuestas estructuradas aplicadas a gran escala, mientras que en estudios cualitativos se priorizan entrevistas abiertas, grupos focales u observaciones profundas. Lo importante es justificar por qué se selecciona cada técnica e instrumento, y cómo contribuirá a responder las preguntas de investigación.

Para más información consulta: Qué es la Entrevista Estructurada, Semiestructurada y No Estructurada [Ejemplos y Preguntas para hacer]

6. Validar instrumentos de investigación

La validación de instrumentos es un paso clave para asegurar que las herramientas utilizadas para recolectar datos (como cuestionarios, guías de entrevista, listas de cotejo, etc.) realmente midan lo que se proponen medir. Existen distintas formas de validación, dependiendo del enfoque y tipo de estudio:

Validez de contenido: consiste en revisar si el instrumento cubre adecuadamente todos los aspectos del fenómeno que se desea medir. Se suele realizar mediante juicio de expertos, es decir, se consulta a personas con experiencia en el tema para que evalúen la pertinencia, claridad y coherencia de cada ítem.

Validez de constructo: se refiere a si el instrumento mide un concepto teórico de forma coherente. Se suele aplicar en estudios cuantitativos y puede implicar pruebas estadísticas como análisis factorial exploratorio.

Validez de criterio: compara el instrumento con otro que ya ha sido validado, para ver si se obtienen resultados similares. Puede ser concurrente (ambos se aplican al mismo tiempo) o predictiva (el instrumento anticipa comportamientos futuros).

Confiabilidad: aunque no es una forma de validez en sí misma, está estrechamente relacionada. Se refiere a la consistencia del instrumento, es decir, que produzca resultados estables si se aplica en condiciones similares. Una técnica común para medirla es el coeficiente Alfa de Cronbach, útil para escalas tipo Likert.

Por último, es importante señalar que un buen marco metodológico ejemplo no puede redactarse sin haber concluido el marco teórico del estudio. Como sostienen Marín, Hernández y Flores (2016), este capítulo debe ser una consecuencia lógica del proceso de fundamentación conceptual.

Te invitamos consultar: Estado del arte en investigación [Ejemplos y Fases]

¿Cuál es la estructura del marco metodológico?

Comprender la estructura del marco metodológico es fundamental para elaborar una investigación coherente y rigurosa. Esta sección no solo debe estar bien redactada, sino organizada de manera lógica, siguiendo los pasos de una investigación. Aunque puede haber ligeras variaciones dependiendo del tipo de estudio y del reglamento institucional, existen componentes básicos que forman parte de cualquier metodología de un proyecto: 

estructura del marco metodológico

En primer lugar, se debe presentar el tipo de investigación. Aquí se clasifica el estudio según su propósito (básico o aplicado), su alcance (exploratorio, descriptivo, correlacional o explicativo) y su enfoque temporal (transversal o longitudinal). Este componente permite ubicar el trabajo dentro de una categoría general que orienta su desarrollo posterior. Por ejemplo, un proyecto de investigación ejemplo orientado a mejorar una práctica educativa requerirá una investigación aplicada, mientras que un estudio teórico se adscribirá a una investigación básica.

El segundo apartado es el diseño metodológico. En esta sección se especifica cómo se llevará a cabo el estudio. Se determina si se trata de un diseño experimental, cuasi-experimental, no experimental, documental o de campo. También se detalla si el estudio es de corte cuantitativo, cualitativo o mixto, y cómo estas decisiones metodológicas responden al problema planteado.

A continuación, se describe el enfoque metodológico, es decir, la perspectiva desde la cual se observará el fenómeno. En los estudios cualitativos, por ejemplo, es común recurrir a enfoques interpretativos o fenomenológicos. En cambio, en las investigaciones cuantitativas, el enfoque suele ser positivista, orientado a la medición y el análisis estadístico de variables.

Otro componente clave del marco metodológico es la delimitación de la población y muestra. En este punto se explica quiénes o qué serán los sujetos de estudio, cuántos son, cómo se seleccionaron y qué criterios se utilizaron para definirlos. En las investigaciones cualitativas, esto se describe como la selección de casos o unidades de análisis; en las cuantitativas, se detalla el tipo de muestreo y el tamaño muestral.

Seguidamente, se desarrollan las técnicas e instrumentos de recolección de datos. Dependiendo del enfoque metodológico, pueden incluir encuestas, entrevistas, observaciones, revisión documental, entre otros. En esta parte se debe justificar por qué se eligieron determinadas técnicas y cómo se construyeron o adaptaron los instrumentos utilizados.

Luego se explican los procedimientos de análisis de datos. En los estudios cuantitativos, esto puede incluir la descripción del tratamiento estadístico. En los cualitativos, se indican las fases de codificación, categorización y análisis interpretativo. Aquí se deben mencionar también los criterios para asegurar la validez y confiabilidad (o, en su caso, la credibilidad y confirmabilidad) del estudio.

Finalmente, algunas investigaciones incluyen un apartado de consideraciones éticas y cronograma, especialmente cuando se trata de trabajos que implican contacto con seres humanos o aplicación de recursos. Si bien estos elementos no siempre se encuentran en los libros como parte formal de la estructura del marco metodológico, en la práctica son requeridos en la mayoría de los trabajos académicos.

De forma opcional, se puede agregar el cronograma de actividades, especialmente si es el marco metodológico de un proyecto de investigación.  En el artículo Protocolo de investigación ya hecho [Ejemplos] podrás descargar ejemplos de cronogramas

En conjunto, estos apartados conforman la estructura mínima que debe contener un buen marco metodológico. Su elaboración clara, ordenada y justificada es indispensable para garantizar la coherencia entre el problema planteado, el marco teórico y las decisiones técnicas que sustentan el estudio. Así, el marco metodológico se convierte en un verdadero fundamento de investigación, articulando todos los elementos de la investigación y permitiendo replicar, evaluar o mejorar futuras investigaciones sobre el mismo fenómeno.

¿Qué enunciado define a un protocolo de comunicación de datos?

En el contexto de la investigación científica, un protocolo no solo se refiere a los lineamientos que guían una intervención médica o un experimento técnico, sino también al conjunto de reglas que organizan el flujo de información entre sistemas o actores. Así, un protocolo de comunicación de datos puede definirse como un conjunto ordenado de instrucciones y normas que determinan cómo debe transmitirse, procesarse y recibirse la información entre distintos componentes involucrados en una investigación o en un entorno tecnológico específico.

Aunque esta definición se asocia comúnmente a las ciencias informáticas, también es aplicable a contextos metodológicos, por ejemplo, cuando se diseña un sistema de recolección de datos que implica varios dispositivos, plataformas o actores humanos. En ese sentido, un protocolo de comunicación puede formar parte del diseño metodológico en investigaciones que requieren coordinación entre fuentes de datos distribuidas, como en estudios multisede o en trabajos que emplean sensores electrónicos, aplicaciones móviles u otras tecnologías digitales.

Incluir un protocolo de comunicación claro también fortalece la transparencia del marco metodológico, especialmente cuando se busca garantizar la integridad, trazabilidad y seguridad de la información recolectada. Por ello, aunque este concepto no forma parte obligatoria de todos los elementos de la investigación, puede ser muy relevante en aquellos proyectos con una dimensión técnica o digital.

¿Para qué sirve un proyecto de investigación?

Un proyecto de investigación es una herramienta estructurada que permite generar conocimiento nuevo, resolver problemas específicos o comprender fenómenos complejos en cualquier campo del saber. Su función principal es organizar, paso a paso, las actividades necesarias para responder una pregunta científica, a partir de objetivos, hipótesis y una ruta metodológica clara.

Desde una perspectiva académica, el proyecto de investigación sirve para desarrollar competencias analíticas, críticas y creativas en los estudiantes, así como para formar criterios técnicos que fundamenten la toma de decisiones. A nivel profesional, permite identificar necesidades, proponer soluciones basadas en evidencia y aportar al desarrollo social, educativo, tecnológico o cultural.

En el ámbito práctico, un proyecto de investigación ejemplo puede ir desde el análisis de los efectos de un programa social hasta el diseño de un nuevo modelo de aprendizaje en línea. En todos los casos, su utilidad depende de una buena formulación de objetivos, un fundamento de investigación sólido y un marco metodológico adecuado a la naturaleza del problema.

En resumen, el valor de un proyecto no reside solo en su ejecución, sino en su capacidad para proponer nuevas formas de comprender y transformar la realidad a través del conocimiento.

Te invitamos a consultar artículos relacionados:

Protocolo de investigación ya hecho [Ejemplos] 
8 diferencias clave entre Tesis y Tesina [Ejemplos]

Referencias bibliográficas 

Arias, F. (2012). El proyecto de investigación: Introducción a la metodología científica (6ª ed.). Caracas: Episteme.

Azuero, A. (2019). Significatividad del marco metodológico en el desarrollo de proyectos de investigación. Revista Arbitrada Interdisciplinaria Koinonía, 4(8), 110-123. https://doi.org/10.35381/r.k.v4i8.274

Balestrini, M. (2002). Cómo se elabora el proyecto de investigación. Caracas: BL Consultores.

Corbetta, P. (2007). Metodología y técnicas de investigación social. Madrid: McGraw-Hill.

Franco, Y. (2011). Tesis de investigación: Marco metodológico. Recuperado de http://tesisdeinvestig.blogspot.com/2011/06/marco-metodologico-definicion.html

Hevia, R. (2001). Técnicas de análisis de datos en investigación social. Buenos Aires: CICCUS.

Huaire Inacio, E. et al. (2017). Manual de metodología de la investigación: Enfoque por competencias. Universidad San Ignacio de Loyola.

Hurtado, J. (2010). Metodología de la investigación. Guía para la comprensión holística de la ciencia (4a ed.). Caracas, Venezuela: Ediciones Quirón. 

Jiménez Méndez, F. J. (s.f.). Protocolo de la investigación. [PDF]. https://www.academia.edu/13513148/Francisco_Javier_Jim%C3%A9nez_M%C3%A9ndez

Marín, M., Hernández, J. & Flores, R. (2016). Metodología de la investigación aplicada. México: Trillas.

Orozco Alvarado, J. C. (2018). El marco metodológico en la investigación cualitativa. Revista Científica FAREM-Estelí, (27), 1–20. https://doi.org/10.5377/farem.v0i27.7055

Sabino, C. (2008). El proceso de investigación. Caracas: Panapo.

Tamayo, M. & Tamayo, R. (2012). El proceso de la investigación científica. México: Limusa.

Los ejemplos presentados en este artículo tienen únicamente fines ilustrativos. Cualquier similitud con casos reales es puramente coincidente. Para resolver dudas específicas sobre la aplicación de estos contenidos, se sugiere consultar con el docente o asesor académico correspondiente.